viernes, 2 de agosto de 2013

Capítulo 21: Confesiones II


 -¿Te gusto? -Pregunto sin rodeos.
 -Mucho.

Una sonrisa pícara se adueña de mi cara ante la afirmación del moreno, que bebe su chupito de una trago.
Este vuelve a intentar acortar la distancia que nos separa, pero me echo hacia atrás apoyando mi espalda en los pies de la cama.

 -¿No has dicho que querías besarme?
 -Sh. -Estiro el brazo y pongo mi dedo índice sobre sus labios, presionándolos para que no haga más preguntas- Aquí las preguntas las hago yo.

Sonríe y me muerde el dedo sin hacerme daño.

 -Pórtate bien. -Susurro.
 -¿O sino, qué? 
 -Pórtate bien.

Esa sonrisa que provoca una descarga donde se unen mis muslos aparece en su cara obligándome a sonreír. Esa sonrisa capaz de controlarme completamente.

 -¿Me castigarás? -Pregunta aun sonriendo.

Entorno los ojos y le dedico una mueca ante semejante pregunta.

 -No me va el sado, lo siento.
 -Eso es porque nunca lo has probado.
 -¡Danny!
 -JAJAJA. Es broma, tranquila.
 -¿Cómo sé que ahora no bromeas? -Sonrío de medio lado.
 -Tendrás que creerme.
 -¿Por qué no me querías decir que componías? -Cambio de tema aprovechando la situación.
 -No empieces, Hayley...
 -¿Pero por qué? ¿Qué ocurrió para que no quieras contarlo? 
 -¿De verdad quieres continuar esta conversación? Porque yo tenía pensado acabar esto de otra manera...

A medida que habla se acerca a mí colocándose a mi lado, también apoyado en la cama. Me mira esperando una respuesta, respuesta que ninguno de los dos se espera. 
Me acerco a él y deposito un corto beso en sus labios. Sonríe tiernamente e intenta devolverme el beso, pero le freno colocando de nuevo mi dedo índice en ellos.

 -Todo a su tiempo.
 -Nunca conseguiré entenderte. -Sonríe desafiante.
 -No lo intentes, no te servirá de nada. -Le advierto- Ahora, dime por qué no me contaste que componías.
 -¿De verdad lo quieres saber?
 -Sí.

Se incorpora y me mira volviendo a clavar su mirada en mí, pero esta vez no es una mirada fría, sus ojos desprenden un brillo que no había visto antes.

 -Tampoco hay mucha historia detrás de todo esto, es solo que... -Comienza diciendo- Se reían de mí porque componía y tocaba la guitarra. Era el bicho raro de Bolton. Por eso no me gusta que la gente sepa que compongo, o que simplemente sé tocar la guitarra, no quiero volver a ser el de antes, por fin he conseguido cambiar, por fin los demás me respetan. 
 -¿Te respetan o te tienen miedo?
 -Me gusta creer que me respetan, no he hecho nada para que me tengan miedo. 
 -¿Y cuando te juntabas con Phil?
 -¿Otra vez Phil? Pensé que se había acabado todo. Hayley, es el pasado, ya está todo hecho. Ya no soy así. Me crees, ¿verdad?
 -Sí. -Contesto seria.

Noto cómo su mandíbula, antes tensa, se relaja y deja caer su cuerpo sobre el suelo.

 -Danny, ¿qué hora es?
 -No sé, tarde.
 -Bien, gracias por tu información. ¿No te echan de menos en tu habitación?
 -¿A mí? Que va, estarán tranquilos por una vez en su vida. ¿No iba a dormir contigo?
 -¿Perdona? -Pregunto sin creérmelo- ¿En qué momento de la noche he decidido eso? Que no estoy tan borracha como para no acordarme de lo que digo.
 -Vale, vale, pues... ¿Puedo? -Se incorpora mirándome. 
 -Vas a hacer lo que te dé la gana.
 -¿Dónde está la Hayley de antes? Ha vuelto la de siempre.
 -¿Y la de siempre no es la que te gusta? -Me muerdo el labio inferior provocándolo. 
 -Ya no sé ni cual es la Hayley que más me gusta.

Se acerca lo suficiente a mí como para que nuestras narices se rocen y me roba un beso mordiéndome el labio inferior antes de separarse. Sonrío, pero un bostezo sonoro corta mi sonrisa.

 -Me voy a la cama.
 -¿Ya? ¿Sin preliminares?

Me pongo de pie y me percato de que el alcohol todavía no me ha bajado, sigo mareada. Intento ayudar a Danny a levantarse, pero lo único que consigo es acabar encima de él. 

 -Oh, así que los preliminares vienen ahora. 

Rodea mi cintura mientras intento zafarme de él. Después de varios intentos nulos, me propone un trato.

 -Si me das un beso, te dejo ir.

Después de varios segundos meditándolo, acepto. Acorto la poca distancia que nos separa. Gran error. Empieza a profundizar el beso y el efecto del alcohol no ayuda a enfriar el ambiente. 
Mantengo una discusión conmigo misma evitando caer en la tentación del deseo, pero una vez más, el alcohol me lo impide. Finalmente acabo entregándome a él y puedo notar cómo sonríe contra mi boca, contagiándome su sonrisa.
Y una vez más, Danny gana.

 -¿No me ibas a dejar ir? -Pregunto, apoyando mi frente contra la suya.
 -Yo te dejo, eres tú la que no quiere irse. 

Y dicho eso, vuelve a besarme. Si seguimos así, los dos sabemos cómo va a acabar esto. Los dos estamos seguros ahora de que queremos hacerlo, pero cuando acabemos, ¿lo seguiremos estando? Necesito esa seguridad que no tengo y que él no me puede dar.
Pero de un momento a otro empiezo a oír voces al otro lado de la puerta.

 -Llama.
 -Pero, ¿y si está dormida?
 -Da igual, llama.
 -Como la despiertes te enfrentas tú a ella. 

Uno de ellos puedo asegurar que es Tom, al menos la última voz que he oído.

 -Danny, Danny, ¿oyes eso?
 -¿Eh? -Me mira confuso.

Me lenvato de encima de Danny despacio, evitando marearme, y me acerco a la puerta, la abro y los dos personajes que están al otro lado se sobresaltan. Sí, es Tom, y el otro es Harry. ¿Qué hacen aquí a estas horas?

 -¿Te hemos despertado? -Pregunta el rubio rápidamente.
 -No. ¿Qué hacéis aquí?
 -Danny no ha llegado todavía a la habitación, ¿está contigo?
 -Hola, qué pasa. -Se asoma el moreno detrás de mí.
 -¿Se puede saber por qué no nos has dicho que no ibas a dormir en la habitación?
 -Perdona, mami, no sabía que tenía horario para volver a casa.
 -Déjate de tonterías, Danny, no sabíamos si te habías metido en alguna movida de las tuyas. -Habla Harry por primera vez. 
 -Tranquilos, a mí tampoco me ha avisado y resulta que es mi habitación. -Digo recalcando esas dos últimas palabras mientras le dedico a Danny una bonita y sarcástica mirada. 
 -Vale, que sí, que la próxima vez os aviso a todos. -Le miro aun sosteniendo la misma mirada de antes- A todos. 
 -Bueno, pues nos vamos ya. -Dice Tom más relajado.
 -Buenas noches. -Contesto con una sonrisa.

Cierro la puerta y al darme la vuelta veo a Danny sentado en una de las camas. Me acerco a él colocándome un mechón de pelo detrás de la oreja y me siento a su lado.

 -Se preocupan mucho por ti.
 -Tanto que llegan a cansar.
 -Les importas. No sabes lo que daría yo por que alguien se preocupara de esa manera por mí.
 -Yo me... -Calla en seco.
 -¿Tú, qué? -Pregunto intrigada.
 -Yo me... voy a la cama.
 -No ibas a decir eso.
 -Yo me preocupo por ti. -Completa la frase al fin, dejándome con el estómago encogido.
 -Yo también me preocupo por ti. -Termino sin saber muy bien qué decir.

Nos miramos durante no sé cuántos segundos, hasta que finalmente desvío la mirada, esos ojos azules penetrantes no son una batalla fácil de ganar. Noto su mirada aun clavada en mí acompañada de una sonrisa victoriosa.

 -Venga, a dormir. -Digo acercándome a la cama de al lado.
 -¿Ya? Habíamos dejado un tema pendiente antes.
 -No recuerdo nada, será efecto del alcohol. 
 -Ya... Efecto del alcohol. -Dice en susurros. Susurros que no llego a oír. 
 -¿Decías?
 -Nada, nada. Oye, al menos dormirás conmigo, ¿no?
 -Eh... ¿Qué? -Pregunto evitando contestarle.
 -Me has oído perfectamente.
 -Creí que ibas a pillar la indirecta.
 -¿Qué indirecta? -A veces me pregunto si este chico alguna vez ha tenido dos dedos de frente.
 -Que no voy a dormir contigo, Danny.
 -Eso está por ver. -Me desafía.

Me meto en una de las camas y veo como Danny se mete en la otra, una parte de mí quiere tenerlo cerca, pero no. No debo. No es bueno ni para él ni para mí. 

 -Buenas noches, orgullosa. 
 -Que te jodan.

Doy la espalda a su cama, mirando hacia la ventana. No sé qué hora será, pero poco a poco voy notando el cansancio en mis párpados, hasta que finalmente caigo rendida. 
Pero por poco tiempo. Noto cómo la sábana abandona mi cuerpo y parte del colchón se hunde. 

 -Adiós, Danny. -Digo sobresaltándolo. Haciendo así que por poco se caiga de la cama.
 -Hija puta, me has asustado. ¿No estabas dormida?
 -Estaba. Me acabas de despertar.
 -Pues si que tienes tú el sueño ligero.
 -No es que tenga el sueño ligero, es que eres muy escandaloso, o torpe, según se mire. Ahora, entra o sal de la cama, pero déjame dormir.
 -¿Me dejas meterme? -Noto ilusión en su tono de voz.
 -¿Me dejas dormir?
 -Sí, sí.

Al fin termina metiéndose en la cama, con suerte es lo suficientemente grande para los dos, sino ya estaría en el suelo o en la otra cama de nuevo.
Sigo con la misma postura de antes, ahora dándole la espalda a Danny.

 -¿No te vas a dar la vuelta?
 -No quiero tener pesadillas.
 -Mejor me lo pones.

Iba a preguntar qué significa esa última frase, pero cuando noto su brazo rodear mi cintura acercándome a él, doy por contestada mi pregunta. Mi yo interior sonríe por tenerlo tan cerca, por sentir que le importo de verdad. Ahora solo quiero creer que está siendo como es él.

 -Duerme bien, nena.

Susurra en mi oído provocándome un gran escalofrío, y una sonrisa se instala en mi cara por arte de magia.

 -Lo haré. -Digo casi sin pensar antes de caer en un profundo sueño.