Me vuelvo a tumbar sobre el césped, pero esta vez no consigo dormirme, oigo los pasos de alguien aproximándose hacia aquí.
Se sienta a mi lado, empiezo a sentirme incómoda.
-Hola. -Dice animadamente.
No le miro, no quiero hablar con nadie, quiero estar sola como he estado siempre. Soy una cabezota y una orgullosa, lo sé, pero a mí ya no me cambia nadie.
-Soy Harry.
Ahora sí lo miro. Mi mirada se clava directamente en sus ojos azul mar.
-¿Harry? -Digo sorprendida.
-¿Me conoces?
Sonríe de lado. Ahora que me fijo bien, tiene una sonrisa preciosa, y de los ojos ni hablemos. Tiene un piercing en la ceja y varias mechas rubias sobre su pelo castaño.
-Si eres el amigo de Danny y de Tom, digamos que me han hablado de ti.
-¿Sí? ¿Y qué han dicho de mí?
Se acerca más y su sonrisa se hace más pronunciada.
-No mucho, que has venido de España.
-¿No te han dicho nada más?
-Ehm... No.
-Vaya... Es una pena, ya les comentaré que te hablen bien de mí.
-¿Por qué ellos? ¿Es que tú no sabrías decir nada de ti, o qué?
-Demasiadas cosas diría, pero me llamarías egocéntrico.
-Ah, ¿que no lo eres?
-JAJA, qué graciosa la niña.
-¿A quién llamas tú niña?
Le miro con cara de pocos amigos arqueando una ceja.
-Perdona, perdona, era en plan cariñoso.
-Deja los motes "cariñosos" para otra.
Aquí, o todos los tíos son como Danny o como este, o unos pijos repelentes.
Lo único bueno de este campamento son las vistas.
-¿Te vienes? He quedado con Tom y las chicas. -Dice sonriente.
-¿Qué chicas?
-Carrie, Vicky y Gio, ¿las conoces?
-A Carrie no.
-Vente, y así la conoces.
¿Voy? ¿No voy? Pf... no sé qué hacer. Estoy bien aquí. *¿Pero piensas pasar todo el verano sola?* Es lo que tenía en mente, sí.
No me va mal sola, la verdad, nadie me falla, no tengo que contar con nadie, nadie tiene que contar conmigo. Voy a mi rollo, sin importarme nada. No sé por qué debería cambiar ahora.
-No me apetece.
-¿Por?
-No insistas.
-Como quieras. Nos vemos.
-Adiós.
Se despide con una sonrisa en los labios y se va por donde vino.
¿Que por qué no he ido con él, os preguntáis? Pues muy sencillo, como ya he dicho antes, me gusta estar sola. No me hace falta nadie para vivir.
Me levanto sin ganas y comienzo a caminar. Todavía no he visto el campus entero, demos un paseo por los alrededores.
Al lado de la residencia del enano, hay un gran lago, un lago realmente precioso. Ya está atardeciendo y el reflejo del sol y el cielo anaranjado sobre esas aguas es algo realmente mágico.
Me acerco al lago, y oigo una voz a mi espalda.
-Bonito, ¿eh?
-Precioso.
-Como tú.
Me giro para toparme con los ojos del causante de esa voz tan jodidamente única. Sí, es él, Danny.
-¿Pretendes seducirme? -Le miro divertida.
Se acerca lentamente hacia mí mientras se me instala una sonrisa en la boca, una sonrisa involuntaria, sonrisa de la que no me doy cuenta hasta que veo dibujarse otra igual que la mía en su rostro.
La verdad es que los únicos que han conseguido que me muestre más agradable han sido Dougie y Danny. La verdad es que las cosas con cada de uno de ellos son diferentes, completamente diferentes.
-Puede ser, ¿eres seducible?
-Compruébalo por ti mismo.
Me giro volviendo a mirar al lago. Es extraño, pero no hay ni un alma por aquí, con la de críos que hay por el campamento.
Noto cómo sus manos se posan sobre mi cadera y apoya su cabeza en mi hombro izquierdo.
-Hoy el sol, reflejado en el lago, tiene un brillo especial. -Susurra contra mi oído.
Cuanto más susurra, su voz se vuelve cada vez más ronca.
El aire choca contra nuestras caras, provocando así que mi cabello se mueva al compás del viento.
-Haces que todo esto sea diferente. -Digo sin pensar en mis palabras.
-Nunca imaginé que eso saldría de tu boca.
-Yo tampoco, pero ha salido, y si ha salido será por algo.
-¿Por qué ha salido entonces?
-No lo sé.
-Ya... -Dice suspirando.
-No jodas las cosas, que eres capaz tanto de hacer que todo sea diferente como de joderlas.
-¿Gracias?
-Callado estás más guapo.
-Tú siempre estás preciosa.
-¿Sigues intentando seducirme?
Las manos que antes estaban en mi cadera, ahora rodean mi cintura, mientras que su cabeza sigue en la misma posición. A diferencia de nuestra postura de antes, Danny está más pegado a mí, muy pegado.
Deposita un suave beso en mi cuello, provocando que mi vello y mi piel se ericen. Puedo notar como sonríe contra él.
-¿Contesta eso a tu pregunta?
-No estoy segura.
Comienza el juego.
Sonrío de medio lado, sabiendo que él quiere jugar al mismo juego que yo. Se relame los labios y vuelve a depositas otro beso más delicado que el anterior, esta vez un beso húmedo. Ese beso hace que el aire provoque en mí un escalofrío. Escalofrío que él malinterpreta y continua con su juego.
Me giro y nos quedamos a pocos centímetros de distancia, él coloca sus manos en mi cadera, de nuevo.
-Me apetece besarte. -Dice sonriendo cerca de mi boca.
-Bésame. -Le sonrío divertida.
Acerca lentamente su boca, haciendo así que el juego se complique y eche todo a perder, tenerle tan cerca me impide pensar decentemente y como no haga algo rápido, toda la magia que se ha ido creando se desvanecerá con un simple beso.
Antes de que pueda acercarse más, coloco mi dedo índice sobre sus labios frenándole al mismo tiempo.
-Pero... -Dice con una cara bastante cómica por el simple hecho de haberle cortado el rollo.
Sonrío y me separo de él. Me siento en el césped dejándole de pie tal y como estaba segundos antes. Finalmente reacciona y se sienta a mi lado mirándome mientras yo continuo mirando al lago.
-Con dos besos que me des en el cuello, no voy a caer a tus pies, Danny.