lunes, 11 de febrero de 2013

Capítulo 17: "¿A qué juegas, Danny?"


Me levanto de la cama y me acerco a Danny con una sonrisa aclarándole que no pasa nada. Volvemos al aseo y le ordeno que se siente sobre el retrete. Saco el bote agua oxigenada y un poco de algodón del botiquín que hay en la pared. Echo un poco sobre el algodón, cojo su mano y lo aplico sobre sus nudillos. Sus muecas de dolor lo dicen todo aunque intente disimularlo, y no puedo evitar esconder una sonrisa.

 -Eh... Hayley... Hay cosas de ti que no sé, ¿verdad?

¿A qué viene esto? Seguramente me haya visto. No voy a negarle la verdad, hay muchas cosas de mí que no sabe, y que por ahora no va a saber.

 -Sí.
 -¿Me las contarás algún día?
 -Depende de a qué cosas te refieras.
 -Es que... Phil me ha habló de algo.
 -¿Qué te ha dicho ese capullo de mí?

Paro de curarle la herida y levanto la mirada hasta llegar a sus ojos.

 -Pues... -Desvía la mirada y se pasa la otra mano por la nuca intentando así salir de la situación en la que se ha metido él solo.
 -Dímelo.
 -Que estás enferma. -Suelta rápidamente- ¿Es cierto?

Me mira clavando sus ojos en los míos queriendo saber la verdad a través de la mirada. Me quedo bloqueada sin saber qué contestar. ¿Qué derecho tiene Phil para hablar sobre mí? Y más sobre eso.

 -Hayley, ¿es cierto?

Su voz me saca de mis pensamientos y saco la cabeza volviendo a la realidad.

 -¿C-cómo? ¿Le has creído?
 -No. Por eso te lo estoy preguntando ahora. -Dice serio.
 -Bien... Y... ¿Qué ha pasado? ¿Por qué tienes los nudillos así? -Continúo curándole.
 -No me vas a contestar, ¿no?
 -No.
 -¿Por qué?
 -Porque no. Eso pertenece al pasado.
 -Vamos, que sí.
 -... Es el pasado, así que ya no. Olvida este tema, ¿vale?
 -Sí... -Contesta no muy convencido.

Algo me dice que no va a dejar de insistir, es un tema muy complicado. Y si, según él le importo tanto, va a hacer lo posible para llegar al fondo de este asunto.

 -Cuéntame qué ha pasado. -Cambio de tema.
 -Phil no me ha tocado, sé que no es capaz de hacerme nada, pero yo no he podido evitarlo.
 -¿Por qué?
 -Es un tema que pertenece al pasado.

Vuelvo a levantar la mirada hasta cruzarme con esos ojos claros que esconde bajo el flequillo. Disimula una falsa sonrisa de medio lado.

 -¿A qué juegas, Danny? -Pregunto con el ceño fruncido.
 -¿A qué quieres que juegue, Hayley? -Pregunta con una sonrisa juguetona. 

Me aparta su mano y se levanta. Coloca ambas manos en mi cadera y me acerca a él con una sonrisa maliciosa sin apartar su mirada de la mía. Baja la cabeza dirigiéndose a mi cuello y yo echo la cabeza hacia atrás inconscientemente para facilitarle el acceso. Deposita suaves besos y cierro los ojos evadiéndome del mundo.
Pero no puedo seguir con esto.

 -Para, para, para.
 -No. -Gruñe sin apartarse de mi cuello.
 -Por favor... Para...
 -Si lo estás deseando.

Me da un pequeño mordisco  y se me escapa un leve suspiro que provoca que Danny sonría contra mi cuello.

 -Danny...

No quiero pararlo, pero tampoco puedo dejar que siga o acabaremos en la cama de nuevo. Este hombre es mi debilidad. Pero sé que va a volver a acabar mal la cosa.
Me echo hacia atrás separándolo de mí y sujeto su cara entre mis manos.

 -No. -Digo entre jadeos. 


Aparta sus manos de mi cadera y se deja caer de nuevo en el retrete.


 -Joder, Hayley, no me dejes con el calentón. -Dice con un tono de frustración.
 -No eres el único.
 -Pero a ti no se te nota.

Dirige su mirada hacia su miembro y yo no puedo evitar hacer lo mismo. Abro mucho los ojos y se me escapa una risa.

 -Joder, Danny...
 -¿Qué culpa tengo yo de que estés tan buena?

Las formas que tiene este chico de hacer cumplidos son únicas.

 -Gracias, supongo. Pero se me ocurre alguna que otra forma para bajarte esa erección.
 -Y a mí. -Levanta las cejas repetidas veces y sonríe insinuante. 
 -Bueno, siempre puedes ir detrás de las tías con la minga tiesa, lo mismo alguna no se sale corriendo. -Digo entre risas imaginándome la situación.
 -Me refería a ti. -Replica serio.
 -Acaba el trabajo tú solo, te espero fuera.

***

 -¿Por qué me has pedido que pare?

Me saca de mis pensamientos y se sienta a mi lado. Le miro y caigo en la cuenta de que tan solo lleva una toalla enroscada a su cintura. Varias gotas procedentes de su pelo mojado caen sobre sus hombros, espalda y pecho, me muerdo el labio inferior inconscientemente y continúo recorriendo su cuerpo con mi mirada hasta llegar a sus labios, en los cuales se puede apreciar una sonrisa bastante pronunciada que deja ver sus dientes. La dirijo rápidamente a sus ojos y noto cómo el calor cubre mis mejillas, ruborizada.
Me dejo del morder el labio al instante y miro en todas direcciones.
Hayley, por favor... Di algo. ¿He dicho ya que este hombre es mi debilidad?

 -Puedes mirarme.

Sé que está sonriendo.
Vuelvo a dirigir la mirada hacia él. Y sí, está sonriendo.

 -Es obvio que no querías que parase. -Espeta. 


Menudas situaciones en las que te metes, hija. Mi subconsciente sigue quejándose mientras yo intento no ruborizarme más y volver a la situación en la que debería estar.


 -No, no quería. -Digo intentando esconder una tímida sonrisa. Sin éxito.
 -¿Entonces? -Levanta una ceja y pregunta confundido.
 -¿Querías que volviera a ocurrir lo de la última vez?

Esa sonrisa de hace unos segundos desaparece y su mirada se vuelve fría. Sabe perfectamente a lo que me refiero. A su arrepentimiento después de haberlo hecho.

 -No va a volver a ocurrir.
 -¿Cómo es que estás tan seguro de eso?
 -Porque lo estoy.

No pensé que esta conversación fuera a tomar este camino. El ambiente está cargado de tensión y yo empiezo a encontrarme bastante mal. Demasiadas sensaciones totalmente opuestas en tan poco tiempo.
Cierro los ojos, coloco mi mano y mi frente y la deslizo por mi cara. Estoy ardiendo. Y no sé en qué sentido, aunque diría que en todos.
Sacudo la cabeza y dejo atrás esa conversación, no llega a ninguna parte.

 -¿De dónde has sacado la toalla?

Caigo en la cuenta de que su mirada mostraba preocupación, pero ahora, su ceja levantada y su sonrisa me demuestran que se está riendo de mí. ¿Qué clase de pregunta es esa para cambiar de tema?

 -Eh... Estaba en el baño. No te importa, ¿no?
 -No, no.
 -Aunque si quieres me la puedo quitar.
 -No.

Le miro seria mientras él hace todo lo contrario. Su sonrisa me desconcierta y me hace sentir incómoda en este momento.
Se levanta y le sigo con la mirada. Al llegar a la puerta se gira y me mira aun sonriente.

 -Voy a mi habitación a vestirme, y de paso me plancho el pelo, ¿vienes?
 -Sí. Pero no te hagas ilusiones, tenemos que hablar.
 -Contigo es imposible hacerse ilusiones. Y esa frase me da escalofríos.
 -¿Ah, sí? -Digo levantándome- Lo tendré en cuenta.

Suelta una carcajada y niega con la cabeza sonriente.

 -Venga, vamos.

Me aseguro de que la llave sigue en mi bolsillo y salgo de la habitación antes que Danny.

 -Hostia, que me dejo la ropa. Ve tú que creo que está Tom en la habitación.

Sale corriendo hacia el baño y cruzo el pasillo hasta llegar a su habitación. Llamo a la puerta suavemente con los nudillos y una voz conocida suena al otro lado.
Tom abre la puerta sonriente y yo miro al suelo avergonzada, llevo sin verle demasiado tiempo, y la última vez que lo vi estaba bastante enfadado con Danny.

 -¡Hayley!

Su sonrisa se profundiza a la vez que su hoyuelo.

 -Hola, Tom. -Levanto la mirada y clava esos ojos color miel en los míos.

Abre la boca supongo que para decirme algo, pero calla al instante al desviar la mirada a un lado, donde aparece Danny a mi lado con la ropa en sus manos y la toalla todavía enroscada a su cintura.

 -Buenas. -Dice levantando la mano a modo de saludo.

Tom me mira y vuelve a posar su mirada en Danny. Y así repetidas veces. Hasta que Danny parece captar el pensamiento de Tom y frunce el ceño.

 -Eh, eh, Tom, no es lo que piensas.
 -Ya ni sé qué pensar de ti, Danny.
 -Sólo se ha duchado en mi habitación. -Contesto rápidamente para evitar que Tom siga fulminando de esa manera al moreno con la mirada.
 -No quiero saber por qué.
 -No quieras...
 -¡Danny! -Me escandalizo.

Suelta una pequeña risa y yo frunzo el ceño más aun, si eso es posible.
Tom acaba dándose por vencido y deja ver otra pequeña sonrisa antes de volver a lo que estaba haciendo.

 -Pasad, anda.

Se sienta en la cama donde hay un cuaderno, un bolígrado y una guitarra acústica. Y coloca este último objeto sobre su regazo.

 -Podrías haberte cambiado en mi habitación, nos hubiéramos ahorrado esto. -Susurro.
 -Lo siento, lo mío no es pensar.
 -Ya veo...
 -Además, Tom ya sabe lo que pasó entre nosotros.
 -¿¡Qué!?
 -¿Qué cuchicheáis por ahí? -Pregunta Tom mientras anota algo en su cuaderno. 
 -Nada, nada. Voy a vestirme. -Contesta Danny metiéndose en el baño.

Me acerco a Tom despacio y me siento en la cama de al lado. Comienza a tocar acordes en su guitarra y a apuntarlos en su cuaderno. Vaya... así que compone canciones, creo que tengo una excusa para empezar un buen tema de conversación. Y no precisamente de composición, me llama más la atención el pasado de Danny.