-¿Jennifer? -Pregunta son una sonrisa en su boca.
Pone su mano derecha sobre mi cadera. Niego con la cabeza y le miro divertida.
-¿Stacy? -Vuelve a preguntar.
Ahora pone su mano izquierda. Vuelvo a negar.
¿Jennifer? ¿Stacy? ¿En serio? Qué pena de hombre.
Me gusta esto, así es como empezó todo con Phil, sólo que él era mucho más directo. Si a esos juegos tontos le sumamos la atracción que sentía hacia él, os imagináis lo que pasó después, ¿no?
Pero ya cometí ese error una vez, y no volverá a cometerse. Como ya dije, estaba sola, y él fue el único que quiso acercarse a mí, tal vez para luego hacerme más daño, pero por lo menos intentó hablar conmigo.
-¿Sabes? -Continua hablando.
Separa su mano izquierda de mi cadera para acariciarme el pelo.
-Me gustan mucho tus mechas.
No recibe respuesta por mi parte.
-¿No dices nada?
Subo mis manos hacia el cuello de su camisa, y desabrocho varios botones de ella.
Una sonrisa pícara se instala en su cara mientras me río por dentro. Pobre iluso.
-Aunque ahora no te va a hacer falta hablar mucho.
Vuelve a bajar su mano hacia mi cadera y me acerca más a él. Demasiado. Se acerca lentamente a mi boca. Yo permanezco quieta, pasando completamente de la situación. Noto su aliento en mi cara, nuestras narices se rozan pero en ningún momento prueba mis labios. Desvío mi boca hacia su oreja y susurro palabras ya pronunciadas antes.
-Te he dicho que yo no soy tan fácil.
Dicho esto, me separo de él mostrando una sonrisa malévola y vencedora. Salgo por la puerta dejándole ahí quieto en medio de mi habitación.
Hora de cenar.
Bajo sin importarme que un desconocido, por así llamarlo, se haya quedado en mi habitación solo. No tengo nada que le pueda interesar.
Entro en el comedor y miro qué hay de cena. Sopa. ¿Ya está? ¿Sólo una simple y triste sopa? *¡Anda, como tú!* Gracias por recordarme que sigo estando sola.
Sé de una que va a pasar hambre esta noche.
Me sirven la sopa y me voy a mi mesa de esta mañana. Parece que esta ya tiene nueva dueña. Me siento y veo por la puerta que aparece el chaval al que he dejado solo en mi habitación. Parece que busca algo o a alguien con la mirada.
Me centro en mi sopa y noto que alguien se sienta a mi lado. Supongo que será Dougie.
-Esta mañana he visto que estabas sola. ¿Quieres sentarte con nosotros?
Pero no es Dougie. Es el rubito que me enseñó dónde estaba mi habitación. Le miro pero no contesto. Él simplemente muestra una sonrisa encantadora.
-Soy Tom.
-Hayley.
-¿Te vienes?
-No. Creo que estoy bien aquí.
-Como quieras, pero si necesitas algo, ya sabes donde estoy.
Bajo la mirada a mi sopa a modo de respuesta y continuo con mi cena.
Se levanta y vuelve a su sitio con las otras tres chicas de esta mañana. Noto a alguien a mi lado, pero no le da tiempo a sentarse.
-¿¡Otra vez!? -Pregunto bastante borde.
-Perdón. Pensé que los amigos se sientan juntos a comer...
Es Dougie.
-Lo siento, creí que eras un chaval que acababa de sentarse ahí hace un rato.
-Si estás con alguien me voy. -Dice apenado.
-No estoy con nadie, simplemente se ha sentado aquí, pero mi agradable humor le ha echado.
Ríe. La verdad es que tiene una risa de crío bastante encantadora.
Se sienta enfrente con su sopa. Ninguno de los dos hablamos. Entre que él es tímido y yo una borde, no sé qué clase de amistad es esta.
-Bueno y... -Comienza a hablar. -¿Ya has terminado de colocar todas tus cosas?
-¿Qué? ... ¡Ah! Sí.
-¿Y de dónde eres? Oye, no te molestará que te haga estas preguntas, ¿no? Sé que no quieres hablar de tu vida, pero, no sé, esto son cosas que se cuentan los amigos.
-Tranquilo, si me lo preguntas tú, no me molesta.
Parece que su tez toma un color rojizo. Agacha la cabeza para sorber su sopa.
-Soy de Liverpool. -Digo volviendo al tema anterior para que no se sienta tan incómodo.
-¡Hala! Me encanta Liverpool. ¿Has ido al Anfield?
-Por supuesto, fui con 7 años con... un amigo. No se me olvidará en la vida ese día.
-Normal... Yo también quiero ir.
-Algún día irás.
-Ójala...
-¿Y tú de dónde eres? -Pregunto curiosa.
-De Corringham.
Tomo un sorbo de mi sopa y continua preguntando.
-¿Qué tipo de música te gusta?
-Simple Plan, principalmente. -Contesto orgullosa de mis gustos.
-No está mal, pero yo soy más de Blink-182.
-He escuchado alguna, no me va mucho pero sus canciones son muy pegadizas.
-Haré que te guste.
-Te costará.
Nos echamos a reír.
Después de tanto tiempo vuelvo a sonreír de verdad. Quizá el haber defendido a Dougiie haya merecido la pena.
Me retiro un mechón de pelo de la cara con la mano izquierda y me lo coloco detrás de la oreja.
-¿Tienes un tatuaje?
-Eso parece.
-¿Qué pone?
-"Silence is a scary sound".
-Vaya... ¿Es por algo en especial?
Bebo un trago de agua y me quedo pensativa. ¿Se lo cuento? No, todavía no, lo he conocido hoy y no estoy preparada para hacerlo. Vale que él sí me haya contando muchas cosas y haya confiado en mí, pero yo no puedo. No después de todo lo pasado a lo largo de mi vida.
-Me gusta esa frase. Es muy cierta. -Dice alegre.
-La verdad es que sí.
Acabamos la sopa entre más preguntas sin importancia y me voy a mi habitación. Él vive en la otra residencia, ¿la que está a tomar por culo a la derecha? Pues ahí.
Entro en la habitación y cierro la puerta, saco el pijama del armario y lo dejo sobre la cama. Todavía no creo que me vaya a dormir. Saco el móvil y miro la hora. Las 22.30, muy pronto. ¿Sabéis lo que le falta a esta habitación? Un ordenador. Tiene de todo menos un simple ordenador.
Me asomo por la ventana, sinceramente, este campamento es precioso.
No tengo sueño, saldré a que me dé el aire un rato. Supongo que no habrá toque de queda.
Me cojo una chaqueta que aquí refresca por las noches aunque sea verano, y me bajo al jardín que hay detrás de la residencia. Me siento y dejo que el aire choque contra mi cara, me relaja, hace que olvide todos mis pensamientos, hace que me olvide absolutamente de todo. Me tumbo sobre el césped frío y me quedo mirando las estrellas. Cada constelación. Cada punto en el cielo. Hoy se ve mejor que nunca Escorpio. David era Escorpio. Todo, completamente todo, me recuerda a él. Al principio lo sentía a mi lado cuando me dejó, pero hubo un día en el que ya no estaba conmigo. Me volvió a dejar, y esa vez fue para siempre.
Cierro los ojos y una lágrima recorre mi mejilla. Ese crío me enseñó muchas cosas. Quizá demasiadas.
Alguien se acerca, oigo sus pasos.
-¿Otra vez llorando?
Esa jodida voz otra vez no. ¿Por qué siempre aparece cuando me muestro débil? Parece que me está espiando y cuando ve que lloro, viene.
-Déjame en paz.
Seco mis lágrimas con la manga de mi chaqueta y me levando quedándome sentada sobre el césped.
-¿A qué has venido? -Pregunto.
-¿No has dicho que te deje en paz?
-Si me quieres dejar en paz, vete, déjame sola. No sería la primera vez que me dejan.
-Oh, vamos. Si no me cuentas nada, no podré ayudarte.
-Será porque no quiero tu ayuda, ni la de nadie, ni compasión, ni mierdas.
-Por lo menos me dirás qué haces aquí con el frío que hace.
-No tengo sueño y el aire me relaja, si tienes frío, vete, nadie te obliga a quedarte aquí conmigo.
Se tumba bocarriba con una mano sujetando su cabeza y la otra sobre su estómago.
-¿Sabes? Eres muy complicada. -Dice con una sonrisa en sus labios.
-¿Cómo debo tomarme eso?
-Como tú quieras. Sólo te digo que algún día me contarás todo y conseguiré entenderte.
Me tumbo a su lado imitando su postura, giro la cabeza para mirar a esos ojos azules cubiertos por su pelo mientras sigue mirando el cielo.
-No estés tan seguro.
Invertimos movimientos. Él me mira mientras yo miro las estrellas y la luna. Es extraño, pero no hay ni una sola nube sobre el cielo.
Le miro de reojo, está sonriendo, niega con la cabeza y continua mirando ese cielo oscuro.
Qué juego más tondo. *Pero te gusta*. Quizá demasiado.
Capítulo 4.
ResponderEliminar¿16 me gusta y ni un sólo comentario? De verdad, no lo entiendo. ¿Tanto cuesta decir una simple palabra aunque sea? Supongo que sí. Porque no te mereces una, si no cientos de ellas. Más o menos como todas las que tu escribes y foran parte de ti.
Digamos que este cap me encanta. ¿Juego tonto? Para tonto ya está Danny Jones, los juegos con él, en cambio, no lo son.
Te quiero, cosa<3